TEÚRGIA E IDOLATRÍA DE AMÉRICA.

TEÚRGIA.

Los pueblos indígenas no escaparon a las evoluciones y proyecciones del hombre universal y es así que se separaron los dos grandes bloques humanos, el de los bravos y los mansos y que practicaron a su vez las dos tendencias religiosas de América, La teúrgia y la idolatría, consideradas degeneraciones de la religión, estas dos supuestas degeneraciones de la religión fueron encontradas en el continente americano, la primera en el grueso de la población Americana que fueron los pueblos llamados Caribe y la segunda en los imperios conocidos.

Enciclopedia Espasa Calpe.

.... En las épocas y en las escuelas en que la filosofía aparece absorbida por la teología, surgen, al margen de las concepciones especulativas, costumbres y practicas supersticiosas basadas en supuesto poder sobrenatural del hombre ó de ciertos hombres privilegiados.... La teúrgia corresponde ya propiamente al pasado, y responde á un momento de confusión y de sincretismo científico religioso, en que la ciencia es incapaz de dar una explicación satisfactoria á hechos reputados extraordinarios y la religión suple aquella ignorancia con el mito y las artes ocultas......La raíz ultima de la teúrgia, como la de toda forma de superstición, es la limitación misma de las facultades humanas. En su critica del juicio Kant dice que la teología puede degenerar en teosofía y demonología, y la religión, en teúrgia é idolatría. La teúrgia, dice, es una ilusión fantástica que consiste en creer que sentimos en nosotros la presencia de seres suprasensibles y que, inversamente, nosotros podemos influir sobre ellos. La época del dominio de la teúrgia es la época llamada en la filosofía greco-oriental ó del neoplatonismo en su forma decadente.....

Veamos: La teúrgia de Nuestros pueblos

Mercado página 242 (Tribus del Amazonas, año 1630)

...No se ha conocido entre estos indios superstición de culto vicioso porque no han dado a Dios ni al demonio ni ídolo ninguno: pero han tenido otras supersticiones. Solían dar crédito a sus sueños como si fueran verdades y a los cantos de los pájaros...

Era general juicio entre ellos que los hechizos eran los que les causaban los males y desastres. No había enfermedad ni dolor que no dijesen que era hechizo que alguno les había hecho. No atribuyen sus enfermedades a desordenes que tienen en comidas y bebidas ni a los ardores del sol ni a las humedades del suelo en que duermen ni alas mudanzas del tiempo ni a otras cosas naturales, sino que luego echan la culpa al hechicero o al indio que entró en su casa o paso por ella, o al que negaron alguna cosa que pidió juzgando que con un solo soplo les hizo daño o que les arrojó algunas piedrecillas con que les causó la enfermedad. Esta ha sido traza del demonio para tenerlos siempre en continuas enemistades y para que de ordinario anden maquinando venganzas, tratando de matar al que juzgan que hizo el hechizo o dio el soplo o arrojó la piedrecilla al hijo o al pariente que se les murió, y así han hecho lastimosas matanzas en personas que no tenían culpa ninguna ni sabían hacer hechizos..

Mercado describe las principales creencias de los pueblos Amazónicos que concuerdan con las tribus del llamado llanos del Orinoco, del Norte Sur, y centro de Colombia en especial los llamados Panche, Pijao y Páez, haciendo notar a ustedes que las grandes culturas del mundo correspondientes a su, (anterior y posterior) tiempo y que no es competente en este artículo exponerlas, tenían especial consideración rito y credibilidad en los sueños. Ni tampoco compete con qué o quién creían contactar en él, por entrar en terrenos más profundos y dilatados.

Es posible que del mundo precolombino que practicaba la idolatría, jamás podamos evaluar a sus dioses y menos entender a esa fuerza poderosa o fuerzas con las que los no idólatras comunicaban y algunos dominaban, hoy llamamos a su práctica teúrgia, y a su logro magia, el sacerdote y el conquistador que conoció de su poder y lo vivió, lo llamó el demonio.

Pedro Mártir. p.704 octava década 1524-1525)

...Quedan ahora tres cosas con las cuales acaso daremos fin a nuestra obra, a menos que nos lleguen otras nuevas, a saber: de qué manera aprenden y practican las artes de la hechicería unos hombres casi desnudos e incultos....

Con mayor o menor tiempo de instrucción y reclusión esta era la escuela General de toda América para los piaches, llamados también Jeque y Mohán según la lengua.

Tienen hábiles maestros en la magia, llamados piaches, a los que reverencian y veneran como dioses. A los diez o doce años eligen dentro de un conjunto de muchachos aquellos destinados por la naturaleza, según conjeturan, para semejante ministerio, y al modo que nosotros enviamos a nuestros jóvenes a las escuelas de gramática y retorica, así mandan ellos los suyos a lugares recónditos de los bosques.

Bajo la férula de ancianos preceptores pasan en chozas, por tiempo de dos años, una vida más rígida que la de Pitágoras, y reciben una educación más severa. Abstiénense de las cosas sanguíneas y de todo acto y aun pensamiento carnal, sin otra bebida que agua ni trato alguno con sus padres, parientes y compañeros. Durante el día no ven en absoluto a sus preceptores, éstos van por la noche a visitar a sus discípulos, pero no los llaman, dictándoles cánticos que atraen a los demonios y enseñándoles el medio de curar a los enfermos. Pasados los dos años, regresan a sus casas, llevándose consigo un comprobante de sus maestros los piaches de que han aprendido su ciencia, como los que han conseguido el título de doctor en Bolonia, Padua o Prusia, sin ta requisito nadie se atrevería a ejercer la medicina.

Los vecinos, parientes o amigos, cuando se ponen malos, no llaman a sus médicos para curarse, sino a los extraños y en particular a los de otro cacique. Según la diversa naturaleza de la enfermedad, le ponen remedio con diferentes supersticiones, recibiendo en pago distintas recompensas.

Si el dolor que aqueja al enfermo es ligero, toman en la boca ciertas hierbas, y acercando los labios al sitio dolorido, chupan fuertemente arrullando, y así parecen atraer el humor perjudicial; sálense luego de la casa con ambos carrillos hinchados, escupen y expectoran repetidas veces, afirmando que el enfermo pronto estará sano, por haberle extraído con los chupetazos y arrullos el veneno de las venas.

En cambio si el doliente, está atacado de fiebre o dolor más agudos, se conduce de otro modo. El piache se acerca al enfermo; lleva en la mano un palito de un árbol que él conoce, muy eficaz para estimular el vómito; en una fuente o plato lleno de agua echa el palito para que se humedezca y se sienta junto al yacente, asegurando que está poseído por el demonio; los convencidos circunstantes, parientes y amigos, ruegan al piache que ponga todos los medios para curarlo. Acercándose entonces el hechicero al doliente, lame y succiona sin interrupción su cuerpo del modo antes dicho, murmurando cánticos, mediante los cuales asegura que arranca de las entrañas del enfermo al demonio y lo atrae hacia si. Toma luego el humedecido palito, restregase el paladar hasta la campanilla e introduciéndoselo en la garganta se provoca y estimula el vómito hasta echar cuanto tiene en el estomago y junto a él; con respiración anhelante, ora trémulo, ora abatido, agitase todo entero, muge con voces y gemidos más agudos que los del toro herido en la arena, golpease el pecho y de su frente mana por tiempo de dos horas el sudor gota a gota, como la lluvia de los tejados. Los frailes dominicos aseguran haber visto semejante espectáculo, quedándose admirados de cómo el piache no sucumbió víctima de tal agitación. Y habiéndole preguntado por qué sufría tan gran tormento, contestó que era preciso hacerlo así para arrojar al demonio de las entrañas del enfermo, atrayéndolo a sí con cánticos dominadores, chupetazos y arrumacos.

Luego que el piache se ha mortificado largo tiempo con diversos y violentos gestos, eructando repugnantemente, vomita como una masa de mucosidad, dentro de la cual va envuelta una pelotilla más dura y negrísima. Recogen entonces con la mano aquel nauseabundo excremento separando la negra pelotilla del restante humor, mientras el piache yace medio muerto a su lado, y saliéndose de la casa, lo arrojan lo más lejos posible, dando grandes voces y repitiendo estas palabras: "maitorono quian, maitorono quian", que quiere decir: "vete, demonio, del nuestro, vete demonio, del nuestro"

Hecho lo anterior, reclama el piache el importe de la curación quedándose el enfermo, así como sus parientes y amigos en la persuasión que pronto estará bueno. La recompensa del hechicero consiste en maíz y comestible abundantes o bien en planchas de oro para adorno del pecho cuando el enfermo es pudiente y muy grave la enfermedad.

Y es digno de mención que al decir de los frailes predicadores, varones de autoridad, son pocos los así curados por los piaches que han muerto, ¿Qué se oculta en esto? Averígüenlo a su antojo los aficionados a dar mil vueltas a las cosas; nosotros nos limitamos a referir lo que personas autorizadas nos contaron....

Al Real Consejo de Indias, en interrogatorio formal debido a la muerte de varios sacerdotes, Mártir era uno de sus miembros, además protonotario Apostólico y sobrino del Papa.

....Las recaídas se curan con medicinas y jugos de varias hierbas.
Los demonios, obligados mediante cánticos mágicos que los piaches aprenden desde niños en el mencionado retiro, dan así mismo consejos tocantes al porvenir, a la lluvias, sequías, templanza de la atmósfera, enfermedades, contagios, paz, guerra, vicisitudes, resultados en los viajes, comienzo de los negocios, transacciones, ganancias y perdidas; de la ida a aquellas partes de los cristianos a quienes odian por haberles usurpado sus tierras, impuesto leyes y obligado a aceptar nuevos ritos y costumbres, dejando sus habituales apetitos. Aseguran los dominicos que los piaches, interrogados acerca del futuro respondieron cumplidamente; y reunidos nosotros en el Consejo refirieron, aparte de otros muchos , dos ejemplos.

De todas veras ansiaban los frailes que habían quedado en la región de Chiribichi la llegada de cristianos; y habiendo preguntado a los piaches si pronto arribarían naves, predijeron el día exacto del suceso, precisando con detalle el numero de marineros, su traje y lo que consigo traían, sin equivocarse en nada, a lo que dicen.Más difícil de creer parece el otro caso, o sea las predicciones que hacen con más de tres meses de anticipación de los eclipses de luna, siendo así que no tienen letras ni conocimiento de ninguna ciencia.

Durante ese tiempo ayunan y viven tristes, persuadidos de que les amenaza alguna desgracia, con melancólicos sones reciben el eclipse lunar, particularmente las casaderas se sangran los brazos, abriéndose las venas con cierta espina aguda de pescado a modo de lanceta. Cuanta comida y bebida se encuentra guardada y dispuesta en las casas al tiempo del eclipse la arrojan al mar o al fondo de los ríos, absteniéndose de todo lo agradable hasta ver que la Luna ha salido de aquel trance; y cuando recobra la luz, se entregan a las bromas, juegos, alegres cánticos y danzas.

Da risa oír la explicación que los piaches, en contra de lo que saben, dan al inocente pueblo acerca de los eclipses persuadiéndolo que el astro de la noche, cuando el oscurecimiento sobreviene, gravemente herido por el Sol encolerizado, y que así que éste aplaca su ira revive la Luna, volviendo a su estado primitivo, como si al demonio, que expulsado de la mansión de los astros llevose consigo el conocimiento de estos, se le ocultase la causa de aquel fenómeno.

Empero, cuando los piaches a ruego del príncipe o de algún amigo, tienen que evocar a los espíritus, éntranse en un oscuro retiro a las diez de la noche, llevando consigo unos cuantos jóvenes decididos y valientes. el mago se sienta en un bajo escabel mientras los jóvenes permanecen inmóviles en pie. Con palabras incoherentes, según refiere la antigüedad que lo hacia Sibila de Cumas, vociferaba mezclando palabras inteligibles con otras oscuras; agita luego los cascabeles que lleva en la mano y en tono triste y casi llorando interpela al evocado espíritu diciendo repetidas veces: prororuré, prororuré, con acento agudo. Como estas palabras van encaminadas a atraer el demonio, cuando éste tarda en presentarse, mortificase el piache con más rigor. Si no viene, vuelve a sus cantinelas y recita encantamientos amenazadores, pareciendo como que ordena con torvo rostro y poniendo en practica lo que según dijimos aprendió en los bosques recónditos bajo la dirección de los ancianos.

Cuando por fin, advierte que ya se acerca el evocado, agita para recibirlo con mayor violencia los cascabeles.El demonio ataca al piache, cual hombre esforzado que se arroja sobre tímido muchachuelo, y lo derriba en tierra, mientras el hechicero retorciéndose da muestras de horrendo sufrimiento. Acercase el más atrevido de los jóvenes al atormentado piache, le participa los mandatos del régulo o de aquel por cuya iniciativa se encuentra en tan grave trance, y por boca del postrado mago responde el espíritu que en su interior se alberga. Ya hemos mencionado lo que suele pedir....

PIACHE DEL PIEDEMONTE DE LOS LLANOS COLOMBIANO.

Fray Pedro Simón página 337 tomo.4 ..En especial de una cosa tan ardua como es la introducción de la Ley evangélica en unos pechos tan de bronce y connaturalizados en idolatrías, hacia la gente de este valle mayor resistencia a la predicación, por los consejos del famosos jeque que había en toda la tierra y reino del Bogotá, llamado Popón, tan familiar y aliado del demonio, que tenía más ordinarias hablas y conversaciones con él, que todos los demás juntos jeques del Reino, como dejamos dicho en esta segunda parte.

Mostrábasele tan amigo el demonio, que no solo en su casa y en los santuarios se le aparecía y hablaba, sino también lo llevaba por los aires donde le parecía, donde después de convertido a la fe católica lo decía el mismo Popón, y que una noche lo llevó a Santa Marta, que hay de distancia casi doscientas leguas y le mostró los españoles que había pocos días habían llegado aquel sitio y poblado la ciudad, volviéndolo en aquella misma noche a su casa en Ubaque. Y contaba el indio que cuando lo llevaba el demonio por los aires, ninguna cosa le daba más temor que ver la luna tan grande que le parecía cinco veces mayor que desde la tierra, cuando levantado en el aire se acercaba más a ella. Esto pudo ser por demostración imaginaria que el demonio le pudo representar en la fantasía para que tiene este poder, o pudo ser que fuese corporalmente y viese todo esto y lo demás que se cuenta de este Popón, por lo que el demonio le había dicho cuando le mostró los españoles en Santa Marta y barruntaba que había de suceder en este Reino lo que en otras partes de la tierra que habían descubierto y poblado.

Le pronosticó la muerte al Bogotá algunos años antes que entraran en el Reino los españoles, declarándole un sueño que el Bogotá había tenido en esta manera: que le parecía al Bogotá en sueños se estaba bañando en los baños que tenía en su casa de placer en Tena, de que ya hablamos largo, y que toda el agua se convirtió en sangre. Hizo llamar el Bogotá para soltura de este sueño, a todos los principales jeques de su tierra, y siendo este uno de los más principales, no se pudo excusar, aunque lo intentó. venidos ante el Bogotá y dícholes el sueño, algunos que por ser más viejos que el Popón dieron primero su parecer y declaraban el sueño en su favor, diciendo significaba aquello que se había de bañar en sangre del Tunja contra quien estaba disponiéndose para darle cruel guerra, en venganza de la muerte que había dado a su tío, en que le hallaron ocupado los españoles cuando entraron como dejamos dicho.

A todos los jeques que declaraban el sueño a este modo, como era la medida del gusto y en favor del Bogotá, premiaba con mantas, joyas y favores. no le pareció al Popón ser esta la verdadera interpretación del sueño, por ventura aconsejado del demonio, Y así, habiendo otro día de parecer ante el Bogotá a declarar el sueño, se desapareció aquella noche de las casas de Bogotá y caminando para las suyas, encontró en el camino dos o tres indios, principales vasallos del Bogotá, y le dijo: "vuélveme a mi tierra, sin haberle declarado a vuestro Zipa el sueño, por ser muy diferente lo que le había de suceder de lo que han declarado los otros jeques. Y si yo se lo dijera en su presencia, me había de matar, por ser, como es, tan cruel; pero decidle que lo que soñó que le parecía se bañaba en sangre, no quiere decir que se ha de bañar en la sangre del Tunja, sino en la suya propia, porque unos hombres de otras tierras que van llegándose ya a ésta, lo han de matar. Y si quiere saber esto es así, le doy por señal que envía a ver la laguna de Guatavita y la hallarán que de noche echa el agua llamas de fuego."

Dijo esto a los indios y pasando adelante, trató de poner en cobro su persona, teniendo por cierto había de hacer apretadas diligencias el Bogotá para haberlo a las manos y despacharlo de ésta vida por las malas nuevas que le daba, como sucedió. pues habiéndoselas dado los indios al Bogotá, despachó luego a muchos a su rastro para que se le trajera, si bien no pudo ser posible por apretadas diligencias que se hicieron y juntamente a otros, que viesen si ardía la laguna de Guatavita, que habiéndole enviado después que llegaron a ella a decir que no ardía, ardió él en mayores llamas de cólera contra Popón. Pero ordenando aguardasen en la laguna la noche siguiente, vieron que en lo más oscuro de ella salían del agua unas llamas no muy altas, conque volvieron los exploradores a decirle al Bogotá lo que pasaba. de que quedo atemorizado éste y más acreditado en su oficio el Popón, por haberle declarado antes que sucediera una cosa tan peregrina como fue arder el agua; de que se dio también el Bogotá luego por condenado en el otro suceso que le había pronosticado, de que había de resolverse en su propia sangre por mano de los hombres peregrinos que habían de entrar en sus tierras. Y esta fue la razón por qué, como hemos dicho, cuando vio a los españoles en ellas, no les quiso ver la cara ni que se la vieran, y con este tesón murió como largamente dejamos dicho.

De este arder el agua de esta laguna, tan famosos santuario como hemos dicho podemos decir que tampoco faltaron presagios y señales de la entrada de los españoles en este Nuevo Reino, como los hubo a la entrada en la Nueva España y las trae Herrera y mucho mejor Torquemada y lo que hubo en el Perú, y otras partes de estas tierras.

Pues este jeque Popón no sólo predicaba a los de su valle de Ubaque contra la doctrina de nuestros religiosos, pero aun les persuadía escondiesen sus hijos en espesuras altas y encumbradas montañas, porque veía que los religiosos, atropellando todas las dificultades con inmensos trabajos, trastornaban a tierra para buscar los indios y su chusma y traerlos a los pueblos e iglesia que luego se comenzaron hacer, donde fuesen doctrinados: Crecían estas dificultades y trabajos en los religiosos cada día más por las mayores fuerzas que ponía el jeque cada día en decir y hacer esto, sin ser posibles las apretadas diligencias que se hacían por parte de los religiosos y otros sus amigo seglares para haberlo a las manos....

Esta trató el padre custodio cómo pudiera ser de manera que tuviera efecto con un mozo mestizo llamado Francisco Lorenzo, gran lenguaraz de los moscas. Y confiriendo el modo entre los dos que se podría tener para haberle a las manos sin alboroto,....Habiendo pasado mil riscos, espesuras y dificultosos pasos, llegaron a una maleza a poco de donde estaba el jeque en su bohío, que según él decía después era recién llegado de cerca de la ciudad de Vélez donde lo había llevado el demonio por el aire, para que quitara de cierto santuario gran cantidad de ídolos de oro y ofrecimientos de lo mismo, que estaban ya a pique ciertos españoles de la misma ciudad para irlo a sacar con noticia que tenían de él, y llevando el demonio a este jeque y sacándolo, con que dejó burlados y sin él a los de Vélez, pues no lo hallaron cuando llegaron al puesto. Lo volvió el demonio a este Popón también por el aire cargado con este tesoro, hasta volverlo a dejar en su bohío de Ubaque de donde lo sacó para este efecto.

Al tiempo que estaba Popón descansando en el camino y ocupado en mirar el oro que había traído del santuario, llegó sutilmente, sin ser sentido, el Francisco Lorenzo al bahareque del bohío de Popón, dejando su guía que lo aguardara algo apartado, insistiendo que estaba el jeque dentro si tronaba la voz y la adelgazó cuanto pudo, para imitar de aquella manera en cuanto pudo el modo que tiene el demonio de hablar a los jeques con voz delicadísima, y le dijo en la lengua mosca o chibcha: "Popón, mañana el la noche espérame en el bohío Iteacha", que era una casa cuatro leguas de allí donde sabia el Francisco Lorenzo era santuario y le solía hablar el demonio al jeque. El cual, como atónito a la voz que oía, respondió:" Es verdad esto que oigo, o es sueño?", respondió el francisco Lorenzo con palabras graves: "Yo soy, haz lo que te digo" Y respondió el jeque: "Si haré".

Volvió el Lorenzo las espaldas sin más hablar palabras, y apartándose con sutiles pasos. los enderezó al pueblo a buscar su guía donde lo había dejado que ya no hallo, porque al punto que lo dejo desamparo el puesto y se huyó, Con que se halló tan atajado el Francisco Lorenzo, que le pareció lo estaba también el efecto de su buena traza, por parecerle no la había de tener para salir de aquellas malezas por entre tantas oscuridades y volver sin ser sentido de los indios al puesto donde lo quedaba aguardando el padre custodio.

Pero al fin, el señor que dio luz para la traza y modo que se había de tener para que aquel indio se convirtiera y por su ocasión tantas almas, la dio también para que pudiera salir hasta donde estaba el padre Fray Gaspar Sarmiento, a quien dio cuenta de lo bien que le había salido la traza y la que traían imaginada habían de tener para prenderle en el bohío donde le había dicho fuese. Y así, en ejecución de ella, a la hora que les pareció convenía, sin ser sentidos llegaron al bohío Iteacha y entrándose dentro ambos, se puso el francisco Lorenzo detrás de la puerta del primer aposento sobre una barbacoa, y el padre custodio detrás de la del segundo, porque el bohío tenía dos divisiones encima de otra.

Llego Popón a la mitad de la noche y entrando en el bohío con un muchachón, hijo suyo, y en medio del primer aposento sacaron lumbre y encendieron un hacho de paja, mandándole a su hijo el jeque que entrara con él encendido al segundo aposento, para ver si había en él alguien. luego que el padre custodio vio el muchacho dentro, saltó de la barbacoa y lo asió, y haciendo lo mismo y al mismo tiempo con el jeque el francisco Lorenzo, quedaron presos padre e hijo, diciendo el jeque al Lorenzo en su lengua: "Tú habías de ser el que me habías de prender y el que me hablase con engaño en nombre de mi Dios la noche pasada. Ya el tuyo quiere que dejando el mío, lo siga a la ley que vosotros enseñáis, porque me ha hablado en el corazón. Y así lo tengo bueno para con vosotros, con quien nos iremos de buena gana yo y mi hijo. Y si hasta aquí he dicho a mis indios no os crean, ahora diré lo contrario y seré causa de que todos os sigan".

Vinieron con esto todos cuatro mano a mano al pueblo y casa del padre y desde allí otro día a esta ciudad de Santafé, que hizo toda ella grande demostraciones de alegría, por lo mucho que deseaban este suceso y quitar el estorba que era aquel jeque a la conversión de tan infinitas almas como tenía aquel valle. Catequízalo y bautízalo a él y a toda su casa el pare Sarmiento y púsolo por nombre Antón...Repartió entre el padre y el Francisco Lorenzo el tesoro del santuario que había traído de Vélez, y diales noticias de otros, con que hubieron a las manos gran suma de riqueza que gastó el custodio en ornamentos, en doctrinas y edificación del convento de esta ciudad de Santafé y con buena parte de ello se fue a España.